Rumbos Cósmicos
El Árbol navideño.


La tradición del árbol navideño, proviene de los antiguos celtas y vikingos, para quienes, al igual que la mayoría de las culturas, el árbol representa el pilar cósmico que une los diferentes planos astrales: este mundo, el inframundo y el Cielo. Para los vikingos es el árbol Yggdrasil, para los celtas: El Duir, para el catolicismo: El Árbol de la vida, para los mayas: La Ceiba maya o Ya'axché, etcétera. De forma que el árbol navideño representa los principios esenciales presentes a lo largo de toda la historia, al igual que el Espíritu Creador, que es intemporal y omnipresente. En cuanto a las esferas, representan los dones divinos, que son: La sabiduría, la piedad, la fortaleza, el entendimiento, la ciencia y el consejo. Cada uno representado por un color. Aunque también se acostumbra adornar los árboles con dulces, como ofrenda para los ángeles, representados por los gnomos que acompañan a Santa Claus. Y aunque hay muchas personas que se molestan por elementos que piensan que no tienen que ver con el catolicismo, lo cierto es que el árbol navideño nos recuerda la importancia de la unión familiar, así como la unión de las naciones, pues el Creador no es exclusivo de una nación, sino alguien que siempre ha estado presente a través de todos los tiempos, sin importar que le llamen: Dios, Alá, Brahma, El Gran Espíritu, Racna, etcétera, pues es como decir red y rojo, lo único que cambia es el idioma, pero es el mismo Ser.